miércoles, 29 de julio de 2015

Nestor ¿Estas ahí?... Soy yo: Cristina



Ubicada en la esquina de Caseros y Chacabuco, al sur de San Telmo, la señora Romilda Telurio, la reconocidícima mística y vidente, limpiaba con ramas de olivo la entrada de su local: un rocambolesco tugurio lleno de mágicos artilugios que apestaba a tabaco y ruda, flanqueado por sendas imágenes de la Virgen del Pilar y el Arcángel Gabriel. El sol se ocultaba en el horizonte porteño, cuando una comitiva de escoltas y carabineros rompen el silencio de la solitaria avenida con el estruendo de las sirenas.

Los uniformados tomaron la calle y los balcones de los edificios aledaños, creando un tenso ambiente entre transeúntes y vecinos, que con asombro vieron cómo se aparcaba un automóvil negro con placas oficiales del que salió una elegante mujer vestida de sobrio negro y perlas.

-¡Presidenta!... ¡Que placer recibirla!...
-Romilda ¡Che!, dejáte de pavadas y vamos a lo que vinimos...
-¿Trajo lo que le pedí?
-Los chicos traen la bolcita al rato... ¡Sabés lo que importante que es para mí este momento!, y no podemos dejar ningún cabo suelto...
-¡Su palabra sea cierta!... ¿Querés un cafecito?...
-Prefiero Mate... a él le gustaba el Mate...
-¿Trajo su bombilla?
-Su favorita... Regalo del presidente del sindicato de Motoristas...
-¡Pero que linda!... Delicada la talla del obelisco...
-Romilda, por favor, comenzá de una buena vez... Me tenés mareada con tanta peste de sahumerio y yerba...
-Tomá asiento, tomá la bombilla con ambas manos y cerrá los ojos... ¡respirá profundo!... ¡Concentrate en él!... Su nombre, su mirada, su olor en la mañana...

¡Pam!... ¡pam!... ¡pam!...

La bruja golpeaba el suelo con una vara ceremonial mientras caminaba alrededor de la mesa, intentando entrar en un profundo trance, mientras susurraba ininteligibles mantras ancestrales.

-¡Llamalo querida!... ¡Llamalo ahora!...
-¡Nestor!, ¿estás ahí?...
-¡No abras los ojos! ¡Concentrate!...
-¡¡Nestor!!, ¿estás ahí?... Soy yo, Cristina... ¡Dame una Señal!...

Entonces un clamor se convirtió en ensordecedor trueno: hombres y mujeres, armados con pancartas y consignas se apoderaron de las calles, exigiendo mejoras a su calidad de vida, acabar con la inflación, seguridad social y creación de empleos, y la respuesta no se hizo esperar.

La acción del pelotón antimotines dejo un saldo de 2 fallecidos, más de 30 heridos y una centena de detenidos.

Calles llenas de basura, vidrio, sangre, y una madre que pediría justicia frente a la Casa Rosada...